24 de mayo de 2007

Colorín Colorado...

Un día más, otro de tantos, se ha marchado quedo, como se va aquello que no importa mucho. En la micro, de vuelta a casa, me sorprende la medianoche. Ojalá –pienso- la micro se convierta en una calabaza, así todo lo ocurrido sería un cuento, una mentira. Pero no, el abandono es real y ella ya me devolvió todos los zapatos guachos que yo había dejado bajo su cama. Se podría haber ahorrado la molestia, total, a mí ya no me quedan buenos.
Marea

El mar, a veces,
deposita en la arena
a los náufragos
que quiere dejar vivir.
A veces...
arroja muertos.

Pues eso,
dejaré que la vida haga como el mar...

18 de mayo de 2007

COMPAÑEROS DE VIAJE

Él dormía, plácida y profundamente, sobre mi hombro, situación que me avergonzaba un poco, pues sentía sobre mí las miradas curiosas y suspicaces de los demás pasajeros; algunos incluso, observaban la tierna escena con desagrado. Seguro que en Europa la visión de dos chicos juntos pasaría inadvertida, pero claro, esto es Chile. Como no me atreví a interrumpir el dulce sueño de mi compañero, opté por hacerme el desentendido y mirar por la ventanilla.

Cuando la micro se acercaba al centro, nervioso di unos golpecitos en la cabeza de mi acompañante. Disculpa, le dije, me das permiso... tengo que bajarme
.

13 de mayo de 2007

Ciberparaíso

Apoyada en la baranda, Eva cuenta los trenes que pasan. No es la única que espera, pero sí la que lleva más tiempo en la estación. Nerviosa, piensa que es absurdo haber acudido a esa cita.
Se habían conocido en el más marginal de los paraísos. Él se llamaba Adán y naufragaba; ella había recogido la botella con su mensaje...

Poco a poco, la estación se fue quedando vacía. Un guardia se le acerca para decirle que es hora de cerrar. Eva lo mira, y sin decir nada, se marcha. Afuera, ya es de noche y hace frío. Los últimos transeúntes caminan de prisa y encogidos. De pronto, Eva reconoce su gorda imagen en los vidrios de un escaparate. Entonces, tiene la certeza de que Adán sí acudió a la cita...

9 de mayo de 2007

Unidad de Ausencia

Pienso en la medida del tiempo que nos separa:

días? meses? años?

Cada uno porta su propio calendario a cuestas.
Cuando apareces por aquí
vence una irregular unidad de tiempo:


semanas de quince días

meses de siete semanas

días de horas interminables...

Debo inventar una nueva unidad de tiempo
para medir tu ausencia.


6 de mayo de 2007


Otro domingo que agoniza…

Y morirá, sin remedio, a eso de la medianoche, de muerte natural.


Por la mañana, cuando medio muerto ya, abrió los ojos,
compartió el desayuno de café y tostadas (que olían sólo para él) con el diario.
Las malas noticias presagiaban "un triunfo de la derecha en la lejana Francia";
"Al Gore vendrá para hablar de la salvación del planeta".
(¿No fue a eso a lo que vino un tal Jesús hace un tiempo?)
"Otra oveja negra muere por ilusa; la ilusión sigue siendo un delito, oveja negra.
Hoy domingo son sus funerales, entre tristes e ilusas banderas sindicales".

Otro domingo que agoniza… y, otra vez, las noticias no son buenas.

A eso del mediodía, respira con dificultad. Tiene frío…
El sol no le alumbra ni le entibia el costado.
Las horas son frías; los minutos, lentos; los segundos, morados.
El tiempo da diente con diente.
Hoy el sol no alumbra ni entibia costados…

Por la tarde-noche sólo da patéticos estertores.

Morirá este domingo como mueren todos los domingos de la vida…

¿Escribirá, alguien, su epitafio en el polvo de estos siete días?...