15 de agosto de 2008

"Esto es un asalto"

Era poco antes de la medianoche. Lo recuerdo bien, porque a esa hora yo entregaba el turno. Él llevaba un rato en la esquina y se paseaba nervioso. Primero pensé que esperaba a alguien, pero como pasó mucho tiempo y ni siquiera miraba la hora, empecé a sospechar. Entonces fui yo la que me puse nerviosa, porque además debía hacer caja y, aunque siempre hay un guardia en el local, si te quieren asaltar, los delincuentes siempre se las arreglan.

Serían poco más de las once cuando llegué a la esquina donde está el minimarket. Hacía más frío que la cresta, así que pa’ calentar el cuerpo comencé a pasearme de un lado a otro. Y bueno, también pa’ calmar un poco los nervios, porque nunca había hecho una cosa así. La primera vez, ya se sabe, es la más difícil. “Pobreza obliga”, pensé para mis adentros, dándome ánimo, porque tampoco estaba tan convencido de querer hacerlo.

El tipo, de tanto en tanto, echaba una ojeada hacía adentro, y seguía con la mirada a los clientes que entraban y salían. No debe haber sido mayor que yo. De apariencia no se veía tan mal, vestía como un joven cualquiera, jeans y zapatillas, era flaco y no muy alto. Y tenía frío, porque no iba muy abrigado para ser invierno, sólo llevaba una chaqueta de mezclilla, una bufanda y una gorra con visera. Su cara, a esa distancia no la podía ver bien, pero era blanco, casi pálido. A lo mejor era por el frío. Yo me fijé bien en todo, mientras atendía a los clientes, por si más tarde me tocaba describírselo a los a los carabineros.

Y mientras me decidía, miraba a los clientes que entraban y salían, esperando el momento que no hubiera nadie. La vendedora parece que algo sospechó, porque me miraba intentando disimular. Era una mujer joven, como de mi edad. No era nada de fea, aunque a esa distancia no la distinguía muy bien. El uniforme, eso sí, no la favorecía: un delantal blanco y un gorro, también blanco, que le escondía el pelo. En un momento se cruzaron nuestras miradas y casi me arrepentí… caminé hasta perderme de vista, pero regresé a la esquina.

Por un momento se cruzaron nuestras miradas y yo me quedé helada, miré hacia otro lado y cuando volví a mirar, él había desaparecido. Justo en ese momento el local se quedó vacío y llamé al guardia, pero para mi mala suerte había ido al baño sin avisarme.

Le pregunté la hora a un hombre que pasaba. Faltaba un cuarto para las doce. Es ahora o nunca, pensé. Y, armándome de un valor que no tenía, me decidí a entrar.

Pero volvió a aparecer. Vi que le preguntaba la hora a alguien y comenzó a caminar hacia el minimarket. Llamé al guardia, aparentando tranquilidad, pero éste no apareció. Él ya estaba entrando…

Respiré hondo y a dos pasos de la entrada las puertas se abrieron mágicamente. Caminé hacia la vendedora aparentando seguridad, con una mano en el bolsillo de la chaqueta y la otra en la espalda, para sacar la pistola del pantalón. Ella me miró resignada…

Caminó hacia mí y no me pareció un asaltante, aunque supe que venía a eso. Su rostro pálido y un incierto temor en sus ojos me tranquilizaron. Puso un papel arrugado en el mesón, escrito con lápiz pasta: “Esto es un asalto tengo una pistola…”

Puse el papel sobre el mesón y mientras ella lo leía se iba poniendo pálida. Después me miró extrañada, pero, con calma, hizo lo que decía la nota.

Terminé de leer el papel y lo miré, no sé si desconcertada o con tristeza, y tranquilamente coloqué en una bolsa lo que me pedía: “un sandwish de cualquier cosa, una coca cola y cigarros”. De todo puse dos cosas. Le entregué la bolsa… y cuando ya se marchaba lo llamé…

Me entregó la bolsa y, cuando me daba la vuelta para irme, sentí que me decía: “Espera…”. Y me pasó un chocolate, la barra más grande de uno de esos con almendras…

“Esto va por mi cuenta”, le dije. Entonces, él me miró a los ojos unos segundos y por primera y única vez escuché su voz (su temblorosa voz). Después salió huyendo…

“Gracias”, le dije. Y creí ver en sus ojos ese brillito previo al llanto. Y salí huyendo.



18 comentarios:

Sergio Saavedra Rivera dijo...

Sabes amigo "Tristancio", me pasa que con tus relatos fluye mucha frescura, sensibilidad y ternura; y en medio de condiciones un tanto desfavorables... Es como estar en el límite, pero sin perder la honestidad...
De pronto pienso en cómo se podrían ver ciertos personajes en ambientes un tanto más favorables y optimistas, porque la vida tiene de todo no?...Qué será la contrario de "Tristancio"...

grotesco bringer of the lulz dijo...

me gusto caleta!!!
y casi nunca leo nada q tenga mas d 3 lineas jaja
pero esto me gusto!

Leuma dijo...

Pocos asaltantes me habían parecido tan honestos y tiernos, y pocas vendedoras tan comprensivas y generosas, debe ser lo de "la pobreza", que hace el cuento diferente. Me gusta la sensibilidad de esta casa :), un abrazo

Anónimo dijo...

Llegué aquí por el Sergio... y me sorprende que en toda esta atsmosfera de pesimismo y carencias puedas manifestar sentimientos como la ternura y crear empatía entre los personajes.
Notable, me gustó,
Saludos,
Laura

Anónimo dijo...

Ooh que bueno, no me lo esperaba, tal como dice Sergio encontré super tierno tu relato, de esos que te apretan la garganta.
agradable relato
besos

ybris dijo...

Pues eso no es un asalto.
Eso es pedir limosna.
Menos mal que el pobre hombre se encontró con quien lo entendió así.

Un abrazo.

Myriam M dijo...

Me gustó el juego de voces y la ternura que se desprende de cada línea...

Un saludo desde Barna!

Edurne dijo...

Mira, yo, a veces me quedo así, como mudita (algo realmente extraño en mí), y ahora es uno de esos momentos... a mas que se me quedó una sonrisita, más bien esbozo de sonrisita que, podríamos interpretar como de satisfacción, de alegría, de compasión, de ternura, de...

En fin, que me dejaste mudita!
Y eso, eso siempre es bueno, buenísimo, cuando se acaba de leer algo porque significa que el impacto, el efecto que ha producido el texto en el lector (lectora en mi caso), ha sido importante.

Escribes divino!
Y sabes manejar ese mundo de los sentimientos de una manera magistral...
No, no es coba, amigo, soy sincera, y en la vida he sabido decir algo que o sintiera o no fuera cierto, así que, toma por ciertas mis palabras y mis felicitaciones.

Chapeau, mon ami!
Y unos besos!

Fernando García-Lima dijo...

Vaya, me ha gustado la sensibilidad del relato.

Te "linkeo". Definitivamente, me gusta lo que haces.

Un abrazo

Myriam M dijo...

Hola Tristancio, me sorprendió el malgrat tot que dejaste en blog dentro del comentario...

¿Fuiste uno de los que nos visitó y se volvió a su casa, como tantos de mis amigos?

Siento una nostalgia especial por tu país dónde nunca estuve (o tal vez sí, porque la gente que uno ama también conlleva un territorio)

Te linkeo para leerte mejor.

Un saludo, Lilith

Chema dijo...

Hey, acabo de llegar siguiendo tu comentario. Pensaba dejar un típico:

Muchas gracias, etc.

Pero la verdad es que este primer relato me ha impresionado mucho. Sencillo, sincero, sin vacilaciones ni trucos. Algo que yo no podría hacer, y por lo tanto admiro.

Un abrazo. Orgulloso te añado a mi blogroll o como se llame. Si no me olvido de volver, y no quiero.

César Ravanal dijo...

weon
q cosa mas linda
amé el relato
amé q el pidiera solo eso
amé lo del chocolate


¬¬
q ando "amoroso"

me doy asco


saludos!

adictaacruzarenrojo dijo...

Siempre, y cuando digo siempre, quiero decir SIEMPRE me haces salir de aquí, de tu recoveco, con un escalofrío que recorre mi columna vertebral desde las lumbares hasta la nuca.
Eres el dueño de las sensaciones en las pieles. Eres simplemente genial. Tu y tus textos....benditos recovecos...

Un beso rojo muy fuerte y mil abrazos

LoOla dijo...

Hoy solo te diré una palabra que resuma todo tu recoveco:

Original.

Besos brujos!

Haldar dijo...

Excelente relato! Ni te imaginas lo mucho que me gusto. No me imaginaba el final y para ser sincero, me esperaba un final cruel, pero no, ZAZ!, magnifico final.

Un abrazote

Marta Faixedas dijo...

un atracament ple de tendresa i humanitat que et deixa un somriure d'aquells estúpids a la cara i una lleugera amargor en algun calaix secret i buit de la nevera...

aimissiu!

Mónica Sánchez Escuer dijo...

Excelente juego de voces perfectamente entretejidas. Con un cierre estupendo. Un gran hallazgo tu blog. Felicidades.

eSadElBlOg dijo...

que atraco tan dulce!