23 de mayo de 2011

La amistad en los tiempos del celular


“Estoy esperando a un amigo”, dice el desconocido de la mesa del lado, hablando por celular. Yo no espero a nadie, solo me tomo un café y leo, pero no puedo evitar escuchar la conversación, y de paso desconcentrarme en mi lectura. Pasado un rato, el amigo llega. El otro, que durante todo ese tiempo no ha parado de hablar, lo saluda con un gesto de “dame un segundo, que estoy en algo importante”. El recién llegado sonríe, se sienta y pide una cerveza, y luego otra… y otra. Eso sí, de tanto en tanto, ambos se comunican con más sonrisas, y el hablador, con el índice y el pulgar da a entender que ahora sí ya casi está… pero no está.
Cuando al fin decide colgar, pide las disculpas de rigor, y se saludan con las frases convencionales. Están en eso cuando suena un teléfono. Es el celular del -a estas alturas- llegado hace rato. Con un gesto de “ya casi estoy”, le pide un momentito. El que había terminado de hablar, aprovecha el prematuro paréntesis para pedir un café, y luego otro… y otro.
Después de no sé cuántos cafés, el teléfono se calla. Entonces ambos miran la hora, se encogen de hombros, y deciden que es hora de despedirse, no sin antes enfatizar en que se llamarán.

7 de mayo de 2011

Demencia senil

Entonces Dios, viejo y cansado, se sentó en su creación.