1 de diciembre de 2014

Formas de escapar de la oficina

En la pantalla, un texto que mis ojos se resisten a leer. En mi oreja izquierda suena una canción en inglés que me traslada a paisajes que no conozco… playas desiertas, mañanas de invierno y un corazón desabrigado. Un piano que se desgrana y una voz que me susurra  que estaríamos mejor en otra parte, lejos, muy lejos. Llueve en el recoveco de mi oreja izquierda y hace frío debajo de los escritorios y sobre los teclados, aunque afuera el sol proclame el advenimiento del verano.
Y, al contrario de lo que dice el texto que corrijo, este lunes necesita ventilación asistida.
El eco de la última nota queda resonando en el limbo de las horas muertas…

2 comentarios:

Beauséant dijo...

siempre estamos mejor en otra parte, así de complicados somos :)

Edurne dijo...

Vemntilación asistida...
Me lo copio, jajajaja!
La verdad es que sí, que cuando podemos ejercer ese don de estar y no estar, de ahora aquí mientras estoy allí...

Como dice Beauséant, nunca estamos contentos, hemos de complicarnos...

Y yo que me había despistado de estas entradas tuyas...! Bueno, ya sé, últimamente me pasan cosas raras y el tiempo se me atasca o se me acelera o me deja plantada... ya no sé!

Abrazotes, eso sí, siempre!
;)