18 de julio de 2014

Un cuento desteñido

–Mucho me temo que vienen a rescatarme– exclamó fastidiada la princesa. Cautiva desde hace siglos en la última página de su propia historia, vio como la hoja que la precedía se transparentaba poco a poco ante la inminencia de un nuevo final, que inevitablemente sería el mismo de siempre: un apuesto príncipe, de ajustadas y –a estas alturas–  desteñidas lycras azules, irrumpiendo en lo alto de la torre para salvarla. Pero esta vez, la princesa no estaba en su celda. Había huido por la última línea –esa del “y fueron felices”–  no se sabe si con el rudo carcelero o con la suave criada.

3 de julio de 2014

Hologramas


Nos conocimos en otra dimensión, en medio del alboroto cotidiano del tren mañanero. Entre cientos de ojos, los nuestros se cruzaron en esa esquina intangible del tiempo y del espacio. Allí nos enamoramos, tontos perdidos, nos compramos la casita con subsidio y tuvimos a los mellizos. Aunque las cosas no fueron fáciles, alcanzamos a rozar la felicidad. Pero la velocidad de las estaciones todo lo desvanece y cuando las puertas del tren se cerraron tus ojos ya no estaban reflejados en la ventana.