23 de octubre de 2013

Posdata...

-       Hola, papá – dice H, mirando intrigado una hoja que su padre sostiene en su   mano. - ¿Qué es eso?- pregunta.
 
-       Es una esquela - responde su padre acercándola a la cámara.

-    ¿Una esquela?   - exclama H sorprendido,  casi rozando la pantalla con la nariz.

-     Se usaban antiguamente para escribir cartas…

-     ¿Cartas?... Ah, mails.

El padre guarda un silencio medio triste, mientras palpa esa hoja liviana, semitransparente… de ribete bicolor. En sus dedos siente la ya casi olvidada textura del papel. La había encontrado hace unos días, vagando por los galpones de un mercadillo de antigüedades.
-       No… cartas. Los mails son posteriores… Digamos que eran los telemensajes de esos tiempos. Se escribían a mano, se enviaban por correo tradicional y un cartero te las traía a casa…

En este punto del relato hace otra pausa  silenciosa, tratando de recordar lo poco que sabía de este personaje… que andaba en bicicleta, que lo perseguían los perros, que tenía un nombre, como Juan o Diego… y le cuenta también que él, alguna vez, recibió una carta; se la había enviado su padre, el abuelo de H, cuando él estudiaba en una ciudad del norte.
-       Pero se me extravió en la última mudanza - concluyó.

H no consigue imaginar el complejo mecanismo de la carta. Eso sí, lo del cartero le hace mucha gracia.  Los gestos y la voz de su padre, a pesar de la frialdad de la pantalla, le provocan una sensación extraña. H, como toda su generación, ya no reconoce la nostalgia, sin embargo, algún gen de hijo de otro tiempo rezagado en sus venas, le provoca cierta empatía con su padre.
-       ¿Por qué no me haces una de esas cartas, papá?

-       Me agradaría, H… pero  yo tampoco sé escribir a mano.

 

3 comentarios:

Beauséant dijo...

El día que se nos vaya la luz alucinaremos al descubrir que somos incapaces de sobrevivir :)

Castigadora dijo...

Encantada de leerte de nuevo.
Dos cosas. Esquela... palabra que para mí no signfica lo mismo, así que me encantó descubrir otro significado de la misma palabra.
Segundo, es una idea aterradora. Que llegue el momento que no seamos capaces de escribir a mano y que nuestras generaciones futuras, no sepan a que huele el papel de una carta enviada por correo "tradicional"
Precioso.
Un gusto leerte de nuevo

eSadElBlOg dijo...

ah pánico me da imaginar una vida sin melancolía o nostalgía, sin ellas no hay transición entre la alegría y la tristeza, Y es dificil salir de la tristeza.
Un beso y Feliz Navidad