13 de octubre de 2014

El infarto de los días (Parte 3)


De un tiempo a esta parte, los días se empeñan en estrenar soledades nuevas y  esta ciudad –con pecado concebida– es su alcahueta. Un día olvidaré el camino de regreso a casa y después de vagar sin rumbo (como siempre se vaga en la ciudad) volveré a este rincón-oficina, porque las razones del pan están por sobre el frío de las patas del alma… Y aquí moriré, intentando corregir  los errores de un corazón mal escrito.

Mientras tanto, escribo entre las líneas de las costillas para un público analfabeto.

… a lo mejor (o a lo peor) tengo que cambiar el celular.

 

2 comentarios:

Beauséant dijo...

al final siempre acabamos pasando por el aro. algunos con gusto y otros pataleando, claro.

Edurne dijo...

Nada, no cambies nada, al menos la esencia, que las vestes ya van mudando ellas solas...

Besos, abrazos y aplausos, don profe, como siempre!
;)