Cosas Rotas
La semana que recién terminaba había dejado unas cuantas cosas rotas. El lunes, un vaso inauguró la temporada de quebrazones, con un estruendo bastante más pequeño que el provocado por la caída del televisor. Este acontecimiento, el del televisor, había ocurrido el sábado, como para culminar apoteósicamente una semana de cosas rotas. Lo había movido para limpiar el polvo del mueble que lo sostuvo durante unos cuantos años. No pensó en las leyes físicas del contrapeso ni en la falta de equilibrio de estos aparatos, cuando lo dejó en la cama, y salió tan tranquilo a sacudir el trapito de la limpieza. En eso estaba cuando sintió el estruendo, porque vaya que hace ruido un televisor al estrellarse contra el suelo. Ya no había nada que hacer. Contempló largo rato los pedazos esparcidos por el piso como si no fuera cierto lo ocurrido. No, no podía ser cierto si tan solo hace dos días se había roto el DVD en otra torpe maniobra de sus manos.
Algo no andaba bien, definitivamente, algo no andaba nada bien.
Al anochecer del domingo, contempló largo rato los restos de papel higiénico con lágrimas y mocos esparcidos por el piso… no fue el televisor lo último que se rompió esa semana.
La semana que recién terminaba había dejado unas cuantas cosas rotas. El lunes, un vaso inauguró la temporada de quebrazones, con un estruendo bastante más pequeño que el provocado por la caída del televisor. Este acontecimiento, el del televisor, había ocurrido el sábado, como para culminar apoteósicamente una semana de cosas rotas. Lo había movido para limpiar el polvo del mueble que lo sostuvo durante unos cuantos años. No pensó en las leyes físicas del contrapeso ni en la falta de equilibrio de estos aparatos, cuando lo dejó en la cama, y salió tan tranquilo a sacudir el trapito de la limpieza. En eso estaba cuando sintió el estruendo, porque vaya que hace ruido un televisor al estrellarse contra el suelo. Ya no había nada que hacer. Contempló largo rato los pedazos esparcidos por el piso como si no fuera cierto lo ocurrido. No, no podía ser cierto si tan solo hace dos días se había roto el DVD en otra torpe maniobra de sus manos.
Algo no andaba bien, definitivamente, algo no andaba nada bien.
Al anochecer del domingo, contempló largo rato los restos de papel higiénico con lágrimas y mocos esparcidos por el piso… no fue el televisor lo último que se rompió esa semana.
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12 comentarios:
Aii! Que ternura! Entrada cargadas de sentimientos, de realidad. Me gustó muchísimo el final. Esa forma tan simpática e inimaginable de terminar el relato ha sido impresionante.
Un beso grande
Martín
El relato está muy bien hecho, pero está vez es más trite que todos los que había leído antes.... no es producto de la imaginación.
Un abrazo
y qué tal una limpia? eso sí resolvería esa mala suerte que le anda pegada! jijiji
un dulce saludo.
Lo que pasa es que (leí tu relato ayer pero no sabía ni qué poner, de la tristeza que me entró) esta historia puede ser el comienzo de algo más preocupante, como la protagonista augura... y eso, asusta, y mucho!
Pero escrito, como los ángeles que está escrito!
Un beso enorme, amigo!
¿El blues de las cosas rotas¿¿¿¿
un abrazo
Y lo difícil que es recoger esos pedazos.
Más difícil cuando algo se ha roto por dentro y todavía no nos hemos dado cuenta
Un abrazo grande
José Roberto Coppola
si em permets posar-hi una mica d'espreança, veus sabies diuen que a vegades s'ha d'acabar d'espatllar tot perquè tot s'arregli...
un petó xafogós de nit d'estiu!
nunca el papel higiénico hab´´ia dicho tanto. Otro beso
Lo invito a una fiesta. Vea mi blog. Saludos
Pasar por aquí es un poco como volver a casa, una casa rota que no deja de ser una casa maravillosa, quizá porque en todos los tiestos hay raíces de letras y en las ventanas reflejo de abrazo.
Eso te mando, un abrazo fuerte de no ausencia, de pedazos inquilinos...
y un beso rojo, por supuesto mi querido amigo
A veces q se rompan las cosas no es malo, lo malo es no aceptarlo
Tal vez nos indican q algo nuevo se acerca
estoy optimista q raro en mi
muakkkkkkkkkk
Las coas no entienden que existe la gravedad, y nosotros que sabemos de ella , la tenemos olvida ups!
Yo también rompo cosas, sin querer.
ah, me gusta el blog
saludos
antonela
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