A veces, regreso a casa tan cansado, sin fuerzas, siquiera, para una caricia.
Entonces me alegro (tal vez “alegro” no sea la palabra) de no tener hijos… y de
vivir solo. Otras veces, el mismo cansancio…
de otros regresos, a la misma casa, me hace extrañar a mamá.
4 comentarios:
No sé hasta qué punto tiene mi comentario con el espíritu de tu escrito, el caso es que, cansado o no, celebro (casi) siempre no tener hijos. ¡Vivan los sobrinos! ;)
Una abraçada des de Berlín, Tristancio!
Yo cansada, siempre, agotada, exhausta...
Sin hijos. Pero sí que extraño no tenerlos!
La vida es la que es, y todo tiene sus ventajas y sus desventajas.
El agotamiento... ayyyy!
Y extrañar a nuestros seres más queridos!
Besotes!
;)
ahora ya no vivo solo, por suerte, sin hijos, pero lo cierto es que cuando aparezco por casa necesito unos minutos sin nadie, sentarme en el sofá o tumbarme en la cama y estar diez, quince minutos, sin hacer nada..
Son de esas cosas complicadas de explicar cuando vives con alguien :)
Me emociono tanto cuando veo que tienes un nuevo texto.Alpes se volvió mas rutinario sin ti...!
Te adoro , te admiro y por sobre todo te extraño .
Un abrazo!!
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