8 de noviembre de 2006

Autorretrato


... al menos no hace frío, lo combato con el radiador para los inviernos crueles, y para primaveras que no se deciden del todo a llegar. Estoy recluido en mi habitación. La cama está sin hacer ¡todavía! Además, está llena de ropa, la que no, está tirada por el piso. El televisor está encendido. No entiendo la película, pues la verdad, no le pongo mucha atención... le doy la espalda. Una puerta del armario está abierta y deja ver más ropa desordenada y algunos artículos de aseo desparramados. Dudo si levantarme a cerrarla o no. Mejor no, pues el desorden seguirá existiendo tras la puerta. En la tele, una chica intenta seducir a Brad Pitt. Tazas, vasos y platos de la última vez que comí algo, se reparten entre el velador y el escritorio. De los papeles, ni hablar. Los hay de los más frecuentes por este territorio (pruebas, trabajos de mis alumnos; propaganda de cine, kinos sin ilusiones, un billete de mil pesos, boletos de micro con direcciones electrónicas, diarios... en fin). Cajas de medicamentos varios, para diversos males del cuerpo y del alma (debería tomarme uno ahora o me olvidaré). Hay polvo sobre los muebles. Podría escribir mi historia sobre el polvo acumulado en no sé cuantos días. Yo también estoy aquí, en medio de todo este caos. Para la ocasión, estoy vestido en tonos marrón. Todos los tonos de marrón me cubren. No llevo zapatos, sólo calcetines. Mi territorio ha perdido su belleza. Estoy pensando, seriamente, poner orden un día de estos. Las estrellas del cubrecama están arrugadas sobre un surrealista cielo amarillo, que parece caerse a pedazos...

El hombrecillo marrón que suscribe la presente, sin embargo, viste ordenadamente, por fuera; por dentro, no encuentra las prendas adecuadas que vistan su alma... No quiero abrir la puerta de mi habitación. No quiero salir. Pese a todo, se está mejor acá que allá afuera... en el mundo. Aquí, al menos, no hace frío....

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé porque cada palabra tuya me da miedo...son frágiles y me dibujan tu iamgen igualmente fragil. a veces te veo, como hoy, y me parece ver a otra persona, no eres el mismo allá que acá...no eres el mismo en el aire que en tus palabras. ahora siento ternura, pero solo esa que resbala del miedo primero de sentir una gota fría en la espalda. porque siento que estas siempre tan triste?...porque siento más soledad que la que debería estar ahí?...

Me encanta leerte. verte a ti, de verdad, en cada palabra.

Saludos.

Anónimo dijo...

hola: nada. simplemente ¿qué importa estar triste cuando hay gente a tu alrededor que te aprecia? tienes derecho a estarlo y tienes la obligación de no olvidar que hay gente que te aprecia. javier

Xavito dijo...

Em sento tan identificat!!!Ja ho saps...Algun dia tots dos trobarem la manera de vestir les nostres ànimes, i de vestir-les d'allò més bé.
Em produeix molta tristesa el teu relat, perquè sé que no és inventat; que et surt del cor; i no tant perquè jo em pugui sentir identificat, sinó més aviat perquè sóc conscient del dolor que has hagut de sentir, de patir, per a poder-ho escriure.Si tu pateixes, jo pateixo també, simplement perquè t'estimo molt.
Una abraçada.
Xavito.-