19 de octubre de 2007

Y mira dónde fue a parar todo lo que se dijo

El sol marcaba algo más de las ocho. Tantos años durmiendo en la misma habitación, lo habían acostumbrado a intuir la hora en su ventana. Abandonó lentamente la cama y, sintiendo aún la otra piel en su cuerpo, caminó hasta el baño. Puso el seguro en el momento justo que su espalda se arqueaba por una fuerte convulsión. Y vomitó, vomitó mucho. Vomitó todo lo que tenía que vomitar.

Luego, casi sin fuerzas, se sentó en la bañera sin decidirse a presionar el botón que se llevaría los restos de esa última noche. Afuera, golpes y voces afligidas lo instaban a abrir la puerta, pero un incesante crepitar dentro de su cabeza no lo dejaba oír el ruido del mundo.

Casi una hora después, apretó el botón del estanque como quien jala el gatillo de un revólver y -sin despegar los ojos del fondo del escusado- vio como las metáforas, comparaciones, hipérboles, sinestesias, y cuánta figura literaria se le había ocurrido en esos casi dos años, desaparecían violentamente en el remolino del agua.

Luego, se enjuagó la boca con un desinfectante y dejó caer un delgado chorro de alcohol y babas teñido de rojo. Un adjetivo de afiladas aristas le había roto la lengua y la garganta. Volvió a tirar la cadena, respiró hondo y dijo:

-No saldré de aquí si sigues en esta casa.

Y así fue. Cuando sintió, después de largos minutos, que la puerta de entrada se cerraba, salió del baño y vio como la luz vacía de mayo entraba por la ventana. Entonces, cuando el sol marcaba una hora incierta, se echó a dormir.





14 comentarios:

ybris dijo...

Bello cuento.
Tan bello como impresionante.
A veces las palabras nos hieren por dentro.
Lo que suele pasar es que ya estábamos heridos antes de los adjetivos.

Un abrazo

Manuel dijo...

Buenísimo el relato. Felicitaciones por esa pluma y las bien logradas descripciones y tensiones en este breve suspiro. Ha sido un placer leerte y pasar por aquí, creo que me volveré un habitué. Un abrazo!

Anónimo dijo...

Crudo, cruel, agresivo y real, como determinaciones que nunca nos atrevemos a tomar.

Me puedes.

Paz dijo...

puf



hoy todo me revuelve.



[y no logro entender cómo no pasé por aquí antes]



un beso de otoño incierto

¿sigue haciendo frío en la ciudad?

Anónimo dijo...

Haver tingut la oportunitat de llegir-lo amb primícia no m'ha immunitzat del gust amarg que deixa aquest relat.

Gràcies per utilitzar els meus ulls per deixar-me conèixer els teus racons, el teu Chile!

eSadElBlOg dijo...

no sabía que tragarse las palabras pudiera sentar tan mal...
me ha gustado mucho.

adictaacruzarenrojo dijo...

Uff...supongo que hay veces en que solo vomitando te quedas bien,sacando lo extraño, y dejándo correr fuera de tu vida lo que dentro no encaja con las entrañas o las sonrisas...pero es tan dificil dormir a gusto....
Un beso rojo

chuliMa dijo...

Tus cuentos cortos, tus cuentos cortos.

Gracias por este.

Un beso

andrescataldo dijo...

ola¡¡¡¡¡¡¡¡¡ llo no ce leer mui vien pero hescrivo muy vien, y te queria himbitarte a pasar por mi blog porque harstualise, le dire a mi papi rod que lea el cuento, chao ,

libertyberto

mel dijo...

Si se pudieran vomitar asi las trstezas... y verlas perderse en el remolino del agua.
Bello cuento como siempre. Nunca es en vano pasar por aqui.
Besos.

AnaR dijo...

Hay quien vomita las palabras, si.De tanto retenerlas siempre...

Impactaste mi lunes,,hoy.

Un abrazo

Leuma dijo...

Realmente es un vómito letrado, aunque el fondo sigue siendo las emociones provocadas por esas palabras. Me encantó. Un beso

Leuma dijo...

Acabo de descubrir en el blog de Ybris tu cumple, así que felicidades!!, otro beso

Alice ya no vive aquí dijo...

A veces me pregunto si podría hacer yo lo mismo, vaciarme, vomitarme, aunque por el camino tuviera que resquebrajarme un poco.

Siento una verdadera admiración por tu forma de crear historias y arañar con ellas los sentimientos.