2 de enero de 2014

Serenata urbana


Quizás mañana, dijo la puta regresando a su esquina de batalla. La misma letanía repitió el cura mientras arrastraba su sotana camino de la sacristía. Mañana, tal vez, pensó el gerente mirando el paisaje de rascacielos al otro lado de los cristales… Mejor mañana, escribió el muchacho, asomado al vacío desde uno de los rascacielos que miraba su amante, muy cerca  de donde la puta defendía su esquina y de la iglesia donde el cura cantaba misas pensando en la puta, que de tanto en tanto le confesaba que mañana sí, padrecito, pero hoy no que los antidepresivos están muy caros.