Después de no sé cuántos días he
resucitado, como Cristo, guardando las proporciones, eso sí. Ahora caigo en la
cuenta –y eso porque soy poquito dado a
las lecturas bíblicas– en que no sé qué cresta pasó con Jesús luego de su
resurrección. Pues nada, mi ignorancia me viene de perilla para describir mi
estado. Cristo se me perdió en este punto (o quizá antes… mucho antes). Y así
estoy, más perdido en la vida que Cristo resucitado. Eso sí, guardando las
proporciones.
Un catecismo oxidado y roñoso me
trae a la memoria una incierta ascensión a los cielos del personaje en cuestión.
Entonces ¿para qué resucitó?, me pregunto ni tan retóricamente...
Pues nada, que da igual, yo muy
sentadito a la diestra de dios padre no me veo. O sea, que en resumidas
cuentas, sigo perdido. Eso sí, que Jesucristo guarde las proporciones.