No, a nadie le extrañó que mamá llorara,
solo a mí, que nunca antes la había visto llorar. Y vaya que tenía motivos para
hacerlo… Y yo también lloré. Pero no por el padre muerto, sino por las lágrimas
de mamá, por las desconocidas lágrimas que por tantos años mamá había guardado como cardenales en
la piel de su alma…
5 comentarios:
Llego, ya llego...
Emocionan las lágrimas, sorprenden, acongojan, amedrantan, desconciertan...
Y más si antes no se había llorar a la persona que las derrama sin pudor alguno.
Yo lloro todos los días. Mucho. siempre he llorado, soy de lágrima fácil, llorona... Pero ahora mis lágrimas llevan mucho concentrado.
Comprendo las lágrimas, las mías y las ajenas.
Triste pero bello relato.
Un super abrazo!
;)
tenemos una cantidad de lágrimas, algunos las gastan muy rápido y se acaban quedando secos y otras personas las atesoran y las dejan caer muy de vez en cuando.. con la valentía pasa lo mismo, creo.
Los moretones que más duelen son aquellos que no podemos llorar. Me llegó la madre y el hijo en tan solo dos párrafos. No has perdido tu toque.
Un placer pasar a leerte.
Besos
Ejale
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