A estas alturas, cuando la
nostalgia no tiene remedio y los días cogen el ritmo del Aleluya de Leonard
Cohen o de una canción de Simon and Garfunkel, piensas que ya no es tiempo de
empezar nada. Más bien, deberías ir cerrando esos capítulos escritos a medias o
nunca corregidos. Eso piensas. Y que la vida, la tuya (para no meter vidas
ajenas en este asunto), no es más que eso, una suma de capítulos desordenados,
inconclusos… inciertos. Piensas, demasiado
tal vez. Que la ciudad cada día es menos habitable y no combina con el
ritmo ese de Cohen. Que todo, por lo mismo, va desacompasado. De un tiempo a
esta parte, bailamos mal tú y yo, pisándonos los callos del dedo chico. Las
naves ya no arderán ni más allá ni más acá de Orión, y eso, el corazón lo sabe,
lo tiene más clarito que el agua. En la
caja solo queda un fósforo para raspar las costillas desde adentro y en una
avenida que parece lejana zumban los autos… que es el mar de otro tiempo en tus
oídos, el viento en los cipreses de la infancia o el crepitar del polvo en el
que te has convertido.
3 comentarios:
Buenooooo!
Se queda una bailando el twist! ero a contrapaso, vamos, turulata perdida!
Magister, chapeau!
Abrazos, todos!
;)
La vida es una primera parte de acumular cosas y experiencias y otra final de ir poniendo todo en bolsas de basura para, al final, quedarse sin nada...
Una mierda, vamos...
Publicar un comentario